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Cicatrices, huellas de la infancia

El traumatismo es el accidente doméstico más común en los niños provocado por lo general por descuidos, travesuras infantiles y accidentes comunes de la infancia, sin embargo, cualquiera que sea el detonante, los accidentes dejan cicatrices que repercuten en la vida de las personas con el pasar de los años
Los primeros años de vida son vitales para el ser humano. Los progresos de la inteligencia en la infancia no pueden equipararse a los de ninguna etapa posterior. Sin embargo, esta insaciable curiosidad y afán de explorar el mundo provoca que anualmente cuatro mil niños sufran accidentes en el lugar que debiera ser el más seguro: el hogar.
De este modo, los accidentes se han convertido en una causa importante de muerte en la edad pediátrica y en un problema de salud pública ocupando el segundo lugar como causa de mortalidad, después de los viales, según datos del Centro Nacional para la Prevención de Accidentes .
De acuerdo con un estudio las caídas se presentan como los accidentes más frecuentes, 50%; heridas, 22%; 15% de quemaduras, y luego, en menor porcentaje, intoxicaciones.
Estas cifras dejan cicatrices que repercuten en la vida de las personas con el pasar de los años, sobre todo cuando las marcas son muy grandes o se encuentran en lugares muy visibles como cara, cuello y manos.
Los especialistas recomiendan a los padres de familia poner atención en no aplicar remedios caseros o productos sin aval científico en las heridas, ya que provocan una cicatrización defectuosa y de mayor tamaño, además de infecciones.
Para el tratamiento de las cicatrices se cuenta con nuevas alternativas terapéuticas que permiten devolverle a la piel su color natural y desvanecerlas gradualmente como Mederma, un producto que ha dado excelentes resultados gracias a su preparación a base de Cepalín (extracto de cebolla) y alantoína que ayudan a desaparecer la inflamación, el enrojecimiento, hinchazón dolores así como irritaciones en el área de la cicatriz, ya sea normal o queloide.
Por otra parte, los pediatras insisten en la necesidad de tomar medidas preventivas para evitar los percances que además de cicatrices, dejan secuelas como fracturas, amputaciones, daños neurológicos y psicológicos, entre muchos otros. Los padres deben impedir que los niños ocupen espacios y jueguen en sitios cercanos a la estufa o donde haya líquidos calientes para evitar las quemaduras, además de asegurar zonas como escaleras, baños, azoteas, ventanas y pisos resbalosos, para disminuir la posibilidad de que sufran caídas que pueden ser mortales o que causen lesiones graves.
Los productos tóxicos o envases que puedan ser abiertos por los pequeños deben ser guardados bajo llave, y deberán revisarse las clavijas, cables y aparatos eléctricos para impedir su mal uso. Recuerde: cada día el niño es capaz de tener un accidente. Es su responsabilidad cuidarlo.
Tome precauciones y evite verlo sufrir.
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