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El gobierno y el drama de los desempleados
Hay cuentos macabros que hacen que se nos enchine la piel porque no sabemos si son o no ciertos, el que le voy a contar fue y es un caso real de muchas familias, jóvenes y de mexicanos que cuando no les queda otra opción, toman el camino más fácil, peligroso y con un enorme riesgo para si mismos y toda la sociedad.
Un familiar mío, hace tres años y medio tuvo uno de los traumas que estamos sufriendo muchos de los mexicanos, perdió su empleo, su dignidad como persona después de trabajar 18 años en una dependencia productiva y de las pocas que trabaja con números negros, incluso se violaron sus derechos humanos hablando en términos laborales.
Los responsables; funcionarios públicos que basados en la corrupción legal les permitía manejar la impunidad que se vive en México y que afortunadamente con la Ley de Transparencia a la Información Pública y a través de los años "se puede ir desapareciendo" si cambian las condiciones del país para combatirla.
Mi pariente se tardo en encontrar un trabajo formal un año y medio, siendo muy afortunado porque creo que el 80 % de los desempleados por lo menos se va al comercio informal fomentando la corrupción y la impunidad, no lo digo en forma negativa ni los justifico, pero prácticamente no hay muchas opciones para buscar ingresos para la subsistencia de nuestras familias.
Me platico, que en esos 16 meses de buscar trabajo, era muy frecuente que se encontrarán las mismas personas en los sitios donde probablemente había puestos vacantes para trabajar; bolsas de trabajo, ferias del empleo, alguna dependencia pública federal que simula que "conseguir empleo es muy fácil", etc. y donde por solidaridad, "ellos" se daban y compartían sus teléfonos para avisarse mutuamente o darse algún tip¨s si encontraban vacantes que se ajustarán al perfil de alguno de ellos en particular.
Producto de lo anterior y algo que no se me va a olvidar nunca de esto, es la experiencia del año pasado, donde tuvimos (mi familiar y yo) la mala suerte de ver un asalto importante, donde estábamos presentes en la escena y "casi nos da un infarto al corazón" al ver que uno de los asaltantes era uno de los desempleados que conocía mi familiar, situación que afortunadamente nos permitió salir ilesos porque hubo gente dañada y muy traumada por el asalto.
Por aras del destino tuvimos la fortuna de volver a encontrar a ésta persona que asaltaba y tiempo después, ya trabajando él formalmente después de dos años y pico como desempleado, platicamos con él y nos horrorizo lo que nos contó de otras personas sin empleo y de las actividades que desempeñan actualmente, dándome miedo, una profunda tristeza y rabia.
Ojala que el Estado y los gobiernos que históricamente han sido los principales promotores y generadores del empleo para la sociedad, hagan algo que objetivamente se sienta en la mano y en los bolsillos de todos nosotros, no queremos que este tipo de historias macabras y reales se hagan parte de una cultura negativa y de daño para el país.
CARLOS MUNGUIA RODRÍGUEZ
cmunguia_2001@hotmail.com
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