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La idea del nuevo partido cristiano nació en LOS PINOS

En calma, rodeados de pinos y jardines, los integrantes de una célula evangélica se reunían en las oficinas de la Secretaría Particular del Presidente de la República para realizar un devocional: el estudio de un pasaje de la Biblia.

Ernesto Zedillo Ponce de León gobernaba en su último año y una decena de cristianos, entre ellos el matrimonio de Alejandro y Rosi Orozco, fundadores de la asociación religiosa Casa sobre la Roca, reflexionaban sobre las enseñanzas de Cristo.

POR GUILLERMO RIVERA •@GuillermoRiverV

 Ahí se gestará, en ese 1999 y sin que ellos lo sepan aún, el nacimiento de un partido político de corte cristiano, el Partido Encuentro Social (PES), en el que no participan ministros de culto, pero está formado a partir de la estructura de un grupo de iglesias evangélicas.

El artífice es un abogado con doctorado en la Universidad de Harvard, cuyo talento y audacia lo llevó a ser asesor presidencial de Zedillo, aliado y funcionario de Felipe Calderón y un alto cuadro del equipo político de Marcelo Ebrard cuando gobernó el Distrito Federal.

Se llama Hugo Erick Flores Cervantes, es dirigente nacional del nuevo partido y en entrevista conemeequis cuenta la génesis de la agrupación, responde a los pastores evangélicos que lo critican y explica qué busca con este partido, al que, acepta, se invitó a los fieles de las muchas iglesias protestantes.

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Rodeadas de pinos, jardines pulcramente cuidados, en un entorno de serenidad y seguridad, una decena de personas se han encontrado hoy, como ha ocurrido durante varios meses de este 1999, para leer, comentar y analizar una obra central en sus vidas: la Biblia.

La célula, como se llama en las iglesias evangelistas a un grupo pequeño que se reúne en torno a la figura de un líder que conduce la reflexión bíblica, funciona con armonía. Sus integrantes son discretos, espirituales y disciplinados.

Acuden Alejandro, fundador y líder de Casa sobre la Roca, asociación religiosa que no desdeña la política; también dos secretarias de las oficinas en donde ocurren los estudios bíblicos.

Destaca también un asesor de Ernesto Zedillo Ponce de León, cuyo nombre es Hugo Erick Flores Cervantes y que con los años adquirirá más, mucha más relevancia de la que tiene en esta época.

La oficina donde ocurren los encuentros semanales es la que pertenece a un hombre de rostro redondo y tez clara, amigo cercano de Luis Donaldo Colosio y secretario particular del entonces Presidente de la República: Liébano Sáenz.

Todos ellos son mujeres y hombres cristianos, evangélicos, que reflexionan sobre las enseñanzas de Cristo en un espacio privilegiado: un área de la residencia oficial de Los Pinos.

Ahí, en medio de esos pinos y rodeados de impecables jardines, en la sede de una república laica como es México, se gestará, sin que ellos lo sepan entonces, el nacimiento de un nuevo partido político de corte cristiano: el Partido Encuentro Social (PES).

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El partido de la familia”, dice el lema de la organización política cuyo líder hizo la entrega administrativa de las oficinas de la Presidencia al equipo de Vicente Fox cuando éste llegó al poder.

Estudió Derecho en la UNAM y un doctorado en la Universidad de Harvard. De baja estatura y cuerpo esbelto, Hugo Erick Flores Cervantes es aquel hombre que participó en el grupo que estudiaba la Biblia cada semana en Los Pinos durante el sexenio de Zedillo.

Quince años después aprecia los resultados de su esfuerzo, al que no ha llegado sin sobresaltos: ha sido profesor investigador en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), se ha desempeñado como un funcionario con buenas posiciones en los gobiernos de Felipe Calderón y de Marcelo Ebrard y, ahora, encabeza al partido que competirá por primera vez a nivel nacional en junio próximo.

Aunque él lo ha rechazado en varias ocasiones, a Hugo Erick hay quien lo ha identificado como pastor y ministro de culto. El PES participará este año en elecciones federales luego de haber obtenido su registro local en 2001 en Baja California, desde donde ha hecho alianzas con casi toda la alineación política del país en su poco más de primera década de existencia: PAN, Convergencia, Nueva Alianza, grupos del PRI y del PRD.

—¿En qué momento se le ocurrió hacer un partido?

Hugo Erick abre ambos brazos como si fuera a envolver a alguien con ellos y observa la amplia mesa de base de cristal de su escritorio, en sus oficinas de la colonia Roma, en el DF.

—Fue un proceso. Cuando era estudiante en la Facultad de Derecho se vivía una fiebre entre los estudiantes tras la elección de 1988, año en que ingresé. Vino el desencanto. ¿Sabes qué queríamos hacer todos? Estudiar en el extranjero. Estudié en Estados Unidos. Empecé a decirme: “A mi regreso, ¿qué voy a hacer? ¿Política o academia?”.

Trabajé en un despacho de abogados allá. Para una persona de cuna humilde, al verse en un lugar así, hubiera sido fácil decir: “Ah, carajo, esta puede ser mi vida. Me dedico a mi familia, a mí, y ahí quedó el tema”. Tuve oportunidad de entrar a trabajar al Fondo Monetario Internacional, pero ya estaba muy encubado un pensamiento. A mi regreso, comencé a hablar con varios amigos, académicos.

Decidimos conformarnos como agrupación política. Éramos cinco personas. Uno de ellos, mi hermano, que vive en Guadalajara. Las otras tres eran de Hidalgo, Puebla y del DF.

Ese grupo de amigos sumó más amigos. Doce años después logramos nuestro propósito.

* * *

Como funcionario del gobierno de Felipe Calderón, a usted le fue muy mal.

Flores Cervantes fue inhabilitado para ser funcionario durante 12 años por malversación de fondos públicos cuando fue oficial mayor en la Secretaría del Medioambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

La Secretaría de la Función Pública le abrió a Hugo Erick un expediente por presunto daño patrimonial al cobrar facturas de consumo por más de 47 mil pesos en dos meses.

—Me dejó tragos amargos —responde en tono serio—. Ni seis meses fui oficial mayor. Me persiguieron políticamente porque no estaba de acuerdo con lo que se hacía.
—¿Qué se hacía?
—Muchas cosas. Iniciando el gobierno de Felipe Calderón, todos, subsecretarios, directores generales, el propio secretario (Juan Rafael Elvira Quesada), me decían que había que crear plazas para todo.

Teníamos una restricción de parte de Hacienda. No se podía crear ninguna más. Sin embargo, en la Oficialía Mayor había más de 500 personas, cuando yo no necesitaba más de 100.

“Uno es técnico en aquello, el otro en esto”, me decían. “¿Qué hacemos? ¿Los corremos?”, respondía. Cuando me presionaron para firmar mi renuncia, el secretario me preguntó: “¿Cómo te quieres ir: con fiesta o sin fiesta?”. Le dije: “¿A qué te refieres? Dame una razón para que me vaya”. Falsificaron mi renuncia. Me inventaron mil payasadas, que comprobé que eran falsedades.

—Específicamente, ¿de qué se le acusó?
—En Semarnat el tema fue político. A unos cuantos meses de gestión, me hicieron 40 y tantas auditorías. No salió nada, aunque ellos, el secretario y su gente, hayan querido magnificar. Me levantaron seis procedimientos, todos de lo más absurdo. Tres se quedaron en el camino y los otros tres, por el control que tenían en Función Pública, sirvieron para inhabilitarme.

Me inhabilitaron por un año por hacer una mala supervisión de una persona que dependía de mí. Otro, por haber liquidado a gente del Servicio Profesional de Carrera, que, por cierto, fueron instrucciones firmadas por el secretario. Él me instruía: “Córrelo”. Me culparon a mí por algo que él instruyo. Me querían sacar.

El número tres fue por unos viáticos mal comprobados por la enorme cantidad de unos seis mil y tantos pesos. Hicieron un escándalo. Pero demostré que no me correspondía a mí comprobarlos. Se basaron en que yo tenía un antecedente de inhabilitación por no haber supervisado bien a un funcionario público. Me aventaron 12 años.

En realidad, el secretario no estuvo de acuerdo con mi nombramiento. Alguien me recomendaba que no me peleara con él. Fue una guerra de diario. Ese fue el principal motivo de mi destitución. Le fueron con chismes al Presidente Calderón. Se los compró. Yo dije: “Está bien, aquí se acabó el acuerdo”.

—Su relación con Elvira Quesada era muy conflictiva, ¿qué razones tenía él?
—¡Sacarme! Quería el control de la Oficialía Mayor en Semarnat. Esa era su razón. Si el secretario me decía: “haz esto”, yo no tenía que hacerlo si violaba la ley. Eso provocó que la relación se deteriorara desde el primer día. El señor le tomó protesta a todo mundo, menos a mí. Yo estaba ahí y me dijo: “No quiero que sea oficial mayor”. Era secretario de Estado y tuvo el suficiente poder para hacerme así (empuña la mano derecha).

* * *

Ni cinco años después de su “trago amargo” por la Semarnat, Flores Cervantes ocupó la Dirección de Gobierno en la administración de Marcelo Ebrard. Se conocieron hace más de dos décadas, en 1991. Cuando Ebrard quiso ser candidato por primera vez a jefe de gobierno del Distrito Federal, recibió el apoyo de Hugo Erick. El favor sería devuelto años más tarde.

—Desde que nos conocimos, interactuamos en varias ocasiones ?recuerda el dirigente del PES?. Había recibido invitaciones de su parte. Después del tema de Semarnat, lo volví a buscar. En una charla amistosa, me dijo: “Ese es el gobierno al que estuviste apoyando, es el error que cometió tu organización al aliarse, ahí están los platos rotos”. Cuando hizo movimientos en la Secretaría de Gobierno, invitó a Héctor Serrano a ser secretario, ratificó al subsecretario Juan José García Ochoa. A mí me invitó a ocupar el cargo de director de Gobierno.

—¿Cuáles eran sus tareas específicas?
—Híjole, eran infinitas. Es una dirección muy amplia y la agenda, intensa. Veíamos el tema de marchas, de vinculación política con grupos ciudadanos, civiles y políticos. La estabilidad del gobierno es dificilísima. Hay que negociar con líderes de ruta. Yo coordinaba la mesa de eventos de toda la ciudad, desde el punto de vista de asistencia médica y seguridad. Por ejemplo, si había un clásico Pumas-América. También checaba lo relativo a los permisos de los conciertos en el Zócalo. Me tocó un año muy difícil, el de las elecciones. A veces no tenía vida propia. El gobierno de Miguel Ángel Mancera lo comencé en la misma posición. Decidí renunciar meses después para dedicarme al partido.

—Aún estaba inhabilitado, ¿cómo pudo ocupar el cargo?
—Ya no lo estaba. Eran 12 años, pero gané.

—¿Qué hizo?
—Me fui a un juicio y gané. Aquí tengo, por cierto, los papeles —muestra documentos—. En este documento, fechado en septiembre de 2013, le digo a la Función Pública que no estoy inhabilitado. Cuando ingresé al GDF, ya no lo estaba. No habría podido asumir el cargo. Si ingresas al portal de la Función Pública a revisar los funcionarios sancionados, no apareceré.

* * *

Una de las preguntas más recurrentes cuando se habla del PES es de dónde ha sacado dinero para financiarse.

—¿Casa sobre la Roca financió al PES?

Adoniram Gaxiola, pastor evangélico, representante de 35 asociaciones religiosas y director del Centro para el Estudio de la Religión en Latinoamérica, sabe lo que ocurre en las iglesias protestantes y conoce a Hugo Erick desde hace muchos años. En esa calidad, responde:

—Existe esa versión. Otra apunta a que Marcelo Ebrard contribuyó en la consecución de recursos y del registro. Es el testimonio que tengo de uno de los funcionarios de PES. Otras son las aportaciones personales. No dudo de que hayan existido algunas de gente vinculada a las iglesias evangélicas. No necesariamente de asociaciones religiosas.

—¿Los evangélicos buscan a un representante?
—Hay tres cuestiones. La primera es la habilidad política de Hugo Erick y su equipo para establecer alianzas coyunturales con distintas corrientes partidistas. Otra, es el trato marginal que comunidades minoritarias religiosas sufren en el día a día, desde la persecución hasta la destrucción de templos, cuestión que ocurre en estos días.

La tercera deviene de esta segunda: la insatisfacción. Los cristianos evangélicos dicen que los partidos no los representan. Estamos muy permeados por la idea mesiánica: la figura que nos va a reivindicar, que nos va a sacar del ostracismo, de la marginación.

Los evangélicos que se han animado por la propuesta y el discurso de PES responden a ese deseo: tener a alguien que los represente. Sin embargo, a mí Hugo no me representa. Le tendría que reclamar su capacidad mimética para participar en tantas corrientes ideológicas.

—¿Cuál fue el momento de lazo más fuerte entre Casa sobre la Roca y el PES?
—Fue una alianza coyuntural, de unos dos años antes y después de la elección de Felipe Calderón. La relación personal entre ellos (el matrimonio de Rosi y Alejandro Orozco y Hugo Erick) viene de atrás.

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Desde que el Instituto Nacional Electoral (INE) revisó la solicitud de Encuentro Social para convertirse en partido político, varias miradas examinaron con cercanía el proceso, pues el carácter pararreligioso de esa organización provoca severos cuestionamientos.

“Ahora aseguran que el PES no es un partido evangélico, pero lo es. Hugo Erick, más que protestante, es de tradición pentecostal carismática. Esta visión evangélica de los pentecostales es de liderazgos carismáticos. Las iglesias pentecostales se dejan seducir por eso”, dice, con total convencimiento, Emmanuel Flores, ministro de culto e integrante de la Comunión Mexicana de Iglesias Reformadas y Presbiterianas.

Hugo Erick se había escondido al menos los últimos ocho años, asegura el pastor Leopoldo Cervantes, de la misma Comunión Mexicana: “Sólo en Baja California estuvo muy visible. No había dado la cara. Pero ya no puede prescindir de las entrevistas. Apareció en el escenario en la administración de Zedillo. Siempre se ha movido atrás de alguien”.

El pastor cuenta que han existido en tres etapas en el proceso de Flores Cervantes. “La primera —comienza— fue a trasmano, cuando se hacían los cultos evangélicos en Los Pinos. En la segunda etapa, empezó a hacer contactos para formar el partido evangélico, un poco antes del año 2000. La tercera es cuando ganó el registro local en las urnas en Baja California, en 2006”.

“Hugo Erick es evangélico, pero hizo alianza con los panistas, tradicionalmente católicos. Ha recorrido todo el espectro político con alianzas. Hoy dice que el PES es el partido de la familia. Es un evangélico pentecostal que ha roto los lazos históricos del protestantismo mexicano con el liberalismo. Con Juárez y toda esa generación”.

La vinculación del PES con Casa sobre la Roca forma parte de una de las etapas del partido, agrega Adoniram Gaxiola. “Son dos proyectos distintos, que en un momento convergen, por cercanía ideológico-religiosa y personal. Alejandro Orozco y Hugo Erick se conocen de tiempo atrás. La relación entre ambas organizaciones se explica en función de una coyuntura política y en la cercanía de Casa sobre la Roca con la corriente panista, con el calderonismo”.

El pastor recuerda que los Orozco decidieron apoyar decididamente la candidatura de Felipe Calderón. Hicieron promoción al interior de múltiples comunidades cristianas evangélicas y hablaron “sobre las bondades, entre comillas, de apoyar el proyecto calderonista”.

Tras ese primer momento y luego de no recibir lo que esperaba, Hugo Erick tomó distancia de Felipe Calderón. ¿Qué esperaba? “Más posiciones políticas”.

Encuentro Social ha coqueteado con todos los partidos. Eso piensa Adoniram Gaxiola, pastor en la congregación Casa de Pan: “El partido ha tenido cercanía con el PRI (surge al amparo de algunos sectores priistas) y el PAN. Después vino un acercamiento con López Obrador y finalmente con Marcelo Ebrard, quien lo llevó a una posición secundaria en su gobierno. Hay quienes aseguran que Ebrard apoyó la celebración de asambleas que el partido realizó a lo largo y ancho del país para obtener el registro como partido”.

* * *

Rosi Orozco, dirigente de Casa sobre la Roca, se encuentra en las instalaciones de Radio Fórmula. Cuando la charla comienza, prefiere no tratar el tema de Hugo Erick y el PES. Dice que ella no ha estado involucrada en la política, con excepción de la diputación federal que ocupó en 2009-2102 como parte de la fracción del PAN.

—¿Dónde y cuándo conoció a Hugo Erick?
—El tema que siempre trato en medios, y no me desvío nunca, es el de trata de personas –de cuyo combate y prevención ha sido una de las figuras más insistentes en el país–. Ya no estoy metida en nada político, ni quiero opinar sobre política.

Como a Hugo Erick, he conocido muchísima gente. Cuando lo conocí, yo no tenía interés en nada político. Mi único fin fue entrar a la Cámara de Diputados, con el PAN. Nunca me afilié, ni al PES ni al PAN. Realmente, no hay una relación mayor, sólo de trabajo.

—Alguna vez tuvieron amistad.
—Nunca dejo de ser amiga de quienes son mis amigos. Yo lo recuerdo bien por el tema político.

—¿Quién los presentó?
—Es que fue más… a ver, su relación fue más con gente cercana a mí. Yo no tenía ningún interés político. No fue tanto conmigo. No me afilié. Así como ayudé al PES, he ayudado a PAN, PRI, PRD.

—Él dice que los presentó, a usted y a su esposo Alejandro, con Felipe Calderón y Margarita Zavala en un desayuno, y que después ustedes organizaron una cena con el Presidente y su esposa.
—Pues yo no recuerdo eso. Recuerdo algo diferente. Pero no me importa. Si él dice que fue así, está bien. A lo mejor no se acuerda él bien. Fue al revés. Yo ya conocía a Margarita, y más bien, fue cuando nosotros lo presentamos con Felipe Calderón. Como lo hicimos con muchas otras personas, ¿no? Hugo Erick conocía a mi esposo.

—Tal vez conoció a Hugo Erick en las reuniones que se celebraban en Los Pinos cuando Liébano Sáenz era secretario particular del Presidente.
—No. No, no, no.

—¿Asistió a las reuniones?
—No, nunca. Lo diría. No tendría nada de malo. Yo encantada te digo que sí, pero no.

—En la época de Calderón, usted realizaba lecturas bíblicas en Los Pinos.
—Eso tampoco es verdad.

—Hugo Erick perteneció a Casa sobre la Roca.
—Bueno, hay 10 mil personas y en muchos estados. La verdad, no recuerdo en qué momento o año. Recuerdo nada más que fue una de muchas personas a las que apoyamos con Margarita y el Presidente. A Margarita la conocí, uy, como en 2005. Antes no la conocía.

—Pero apoyó la candidatura de Felipe Calderón.
—Claro. Por supuesto.

* * *

Ernesto Zedillo no intervenía en los círculos de estudios bíblicos en Los Pinos. El ex presidente le dijo al pastor Adoniram Gaxiola, figura muy respetada en el mundo cristiano evangélico, que creía “en la separación Iglesia-Estado”. Las reuniones de lectura de la Biblia, sin embargo, se realizaron en su sexenio.

La amistad de Flores Cervantes con Liébano Sáenz facilitó que a su regreso a México se convirtiera en asesor del Presidente. Y él sí participó en las sesiones de estudio religioso, aunque los fundadores de Casa Sobre la Roca llevaban la batuta. “Los Orozco hicieron el trabajo de convencimiento con Liébano. Es alrededor de la relación con Liébano. La esposa de éste y Rosi Orozco eran o son muy buenas amigas”, confía Gaxiola.

Adoniram Gaxiola conoce con detalle cómo se han establecido las relaciones entre el poder y las iglesias evangélicas. La alternancia en Los Pinos no supuso una ruptura. Con la llegada de Felipe Calderón a la Presidencia los estudios bíblicos no sólo se reanudaron: el panista los promovió “por la vinculación peculiar y utilitarista que existió entre Calderón y los Orozco”.

Un lazo adicional contribuyó a ello. Hugo Erick Flores conoció en la Universidad de Harvard a Felipe Calderón, quien años después lo colocó como oficial mayor en la Semarnat.

* * *

El origen inicial del PES se encuentra en el sur. Hugo Erick pensó en concretar su proyecto en el sureste mexicano porque ahí existe una alta proporción de mexicanos que profesan el protestantismo. Campeche, Tabasco, Chiapas. Sin embargo, lo rechazaron.

Los cristianos evangélicos están polarizados en Tabasco. Allá es PRI o PRD. La mayor parte del movimiento evangélico en Chiapas se identifica con las corrientes priistas tradicionales. “Sintieron el sabor derechista que él llevaba”, dice Leopoldo Cervantes.

Así que el fortalecimiento del PES sucedió en el otro extremo del país. En Baja California. “Por razones de identidad de clase —dice Adoniram Gaxiola—. El protestantismo o el cristianismo evangélico en la frontera con Estados Unidos es más conservador en cuestiones morales que en el resto de México. La vinculación con ciertos sectores de la derecha identificados con el PAN y otros no partidistas, explican el éxito en ese estado”.

Para congregar a personas, Hugo Erick utilizó el esquema de las reuniones neopentecostales: convocar a reuniones masivas en centros de convenciones o salones de fiestas. Buscó a los líderes evangélicos más notorios. Les decía que iba a presentar una temática sobre la familia cristiana, por ejemplo.

“El lugar se llena —explica Cervantes—. Hay música, maestro de ceremonias. Eran reuniones masivas y proselitistas religiosas. Esto se utilizó para colocar encima la plataforma política, algo que en Tabasco no gustó, aunque ahí se hace lo mismo, pero el sabor de la agenda de derecha no convenció”.

—¿Qué otros elementos utilizó?
—En varias ciudades, en las grandes, hay alianzas de pastores, que son grupos corporativos y de dirigentes eclesiásticos que después jalan a las personas de sus iglesias a esas reuniones. Hugo Erick investigó dónde estaban las alianzas de los pastores. Su lógica fue decir: “Voy con ellos y que me lleven a la gente”, como en Mexicali o Tijuana.

—¿En qué lugares celebró estas reuniones?
—Puebla, Campeche, Villahermosa, Mérida, en el sureste fue muy concreto —agrega Cervantes—. Hugo Erick utilizó lo religioso para formar la base del partido.

—Es un partido muy organizado.
—Están reproduciendo la estructura eclesiástica en ese nivel. A esa estructura de plataforma social, se le puede poner encima una de carácter político.

—¿Son de la misma rama religiosa los afiliados?
—No, hay muchas iglesias. Amistad Cristiana, el Centro Cristiano Calacoaya, Vida Nueva, muchísima iglesia independiente. Tienen agendas similares en ciertos puntos, como la familia tradicional, su oposición al aborto, al matrimonio gay. Todo eso, aunque sean de diversas ideologías bíblico-teológicas, las une.

En ciertos sectores de la comunidad cristiana evangélica —explica, por su parte, Gaxiola— hay un elemento significativo “que considera que para ‘el establecimiento del reino de Dios en México’ se requiere tener influencia a niveles gubernamentales. Eso se logra ocupando posiciones en los tres niveles de gobierno. Otro considera la participación política: desde la formación de partidos de inspiración evangélica hasta la presencia de evangélicos en todos los partidos para garantizar un fermento en el quehacer político”.

Es este grupo el que llevó a Hugo Erick en la posición donde hoy está, dice el pastor.

* * *

Los Orozco no y tampoco Marcelo Ebrard. Hugo Erick dice que el PES se financió a sí mismo. “¿Sabes? Es que fueron muchos años. Nos financiamos nosotros solitos, con los pocos recursos, todos nosotros”.

—¿Quiénes nosotros?
—Los miembros del partido. Si me preguntas cómo le hicimos, fue un verdadero dolor de cabeza comprobar los gastos de las asambleas. ¿Sabes por qué? Porque cada quien financió su propia asamblea.

—Se habla de Marcelo Ebrard, Casa sobre la Roca…
—¿Casa sobre la Roca? Menos, carajo. No hay manera, nosotros nos bifurcamos completamente. No existe ninguna relación. Ellos decidieron convertir una organización de carácter religioso en una civil o política. Más bien, mira, yo era asistente a este grupo, y con el transcurso del tiempo, ellos decidieron participar en política a través de la agrupación de nosotros, de PES.

—¿Tuvo amistad con los Orozco?
—Tengo que puntualizarlo: con Alejandro Orozco, sí. Con ella había relación. Si acaso unos dos años, en 2006, 2005. Y los primeros meses de 2007.

—¿Ebrard los financió?
—No estoy acostumbrado a negar a mis amistades. Conozco a Ebrard desde hace mucho. Hemos tenido una relación intermitente. Lo considero mi amigo. Él piensa de una manera, yo de otra. Marcelo no tuvo nada que ver con el financiamiento del partido. Tenemos relación con el PRI, PAN, PRD, por una simple razón: nosotros no teníamos partido.

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Es de cuna cristiana. Sus padres le inculcaron la creencia y a Flores Cervantes le interesa ventilar esa etapa de su vida personal.

Su padre fue alcohólico. Tras su conversión al cristianismo, se dedicó a su familia. Hugo Erick creció en la unidad habitacional Las Casitas, junto a San Juan de Aragón. Ahí vivió su infancia y adolescencia. Después, la familia se mudó a la segunda sección de San Juan de Aragón.

“Ya no conocí alcohólico a mi papá porque soy el menor de cuatro hijos —cuenta—. Mi papá ya murió. Esa creencia cambió de manera interna a mi familia, mis padres ayudaron a sus hijos por eso. Tuvimos la oportunidad de estudiar”.

Flores Cervantes es un ferviente estudioso del protestantismo mundial. Eso dice. El protestantismo, asegura, es la rama que, traducida a nivel político, habla de la separación Estado-Iglesia. “Ese es mi pensamiento. No soy ministro de culto. Asisto a una iglesia. Estoy criando a mis hijos bajo la fe cristiana. Una cosa es respetar el Estado laico y otra es no decir si creo o no en algo. Tengo el derecho de expresar mi creencia si así lo considero”.

“Si me preguntas si en Encuentro Social todos son cristianos, diré que a nadie le preguntamos. Sí hay, claro, muchos cristianos en esta organización porque era la gente que yo conocía. Si me preguntas si hay ministros de culto, diré que no, porque la ley dice que no pueden participar en política. Puedo estar o no de acuerdo, pero esa es la ley”.

—¿A qué iglesia pertenece exactamente?
—He estado en tres grupos. Al primero, por cierto, es al que todavía va mi familia. Se llama Iglesia de Dios, tiene sede en Saltillo, Coahuila. Es pequeño, 60, 70 iglesias. Fue fundada por misioneros de Estados Unidos en los setenta aquí en México; desde hace muchos años está dirigida por mexicanos.

Después asistí a Casa sobre la Roca un breve periodo, unos dos años, hasta que me retiré porque no creo que la iglesia sea un lugar para hablar de política. Yo no lo hago. Era triste ver que se estuviera utilizando el púlpito para eso.

Actualmente me reúno en un grupo muy pequeño de estudio. Nuestro principal interés es enseñar a nuestros hijos los valores cristianos, los principios bíblicos. Nos reunimos en distintas lugares. Preferimos la discreción.

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Liébano Sáenz se comunica vía telefónica después de solicitarle en más de una ocasión una entrevista.  Y habla, en principio, del dirigente nacional del PES.

“Tengo la más alta estima por él ?dice Sáenz sobre Hugo Erick?. Lo respeto como un profesional. No recuerdo exactamente cómo lo conocí, pero me lo recomendaron porque él acababa de regresar de Harvard. Durante el tiempo que trabajó conmigo, hizo unas investigaciones muy valiosas y aportaciones profesionales útiles”.

Liébano dice que, tiempo después, Hugo Erick le dijo que quería formar una agrupación. “Me platicó la naturaleza de lo que tenía en mente. Y sí, lo animé, pero le dije que a mí no me interesaba participar. Mi militancia (priista) era de mucha convicción, pero además yo soy un liberal y no creo en la mezcla de temas religiosos. En esa época esa agrupación tenía, por lo menos en su diseño inicial, tintes muy claros de vinculación con grupos religiosos”.

—El PES.
—Era una agrupación política, no era todavía el partido. Hugo Erick es el fundador. Lo alenté. Lo ayudé con observaciones, pero nunca fui miembro. Cuando me planteó su intención le recomendé que no vinculara temas religiosos con participación política.

—¿Quién le presentó a Hugo Erick?
—No me acuerdo quién… él tenía una relación… ahorita sí, en el recuerdo ubico a algún académico, un intelectual que me dijo… no recuerdo quién exactamente.

—¿Siguen en contacto?
—Es mi amigo. Tengo trato con él y hablamos con relativa frecuencia. No hay una comunión de intereses porque él anda en cosas en las que yo ya no ando.

—En Los Pinos, en el sexenio de Zedillo, cuando usted era titular de la Secretaría Particular, se celebraban reuniones de estudio bíblico en esa área. Y, de acuerdo con información que hemos recabado, usted participó.
—No, yo no participé en ninguna reunión de estudio bíblico. A ver, primero, eh, son dos cosas distintas. Hugo Erick no tiene nada que ver con ese tema, absolutamente. Había un grupo de secretarias que… a la hora de comida aprovechaban su tiempo para distintos cursos. Una de las acciones que llevaron a cabo fue invitar a algunas personas a que les dieran… eh, clases que… era un asunto de vida privada, no era un programa de la Presidencia y… era un asunto de ellas.

—¿Clases de qué?
—Estudiaban historia sagrada y estudiaban… eh, aspectos de… históricos de las religiones, pero no puedo precisar porque yo no participé. Tenían ellas la libertad de hacer a la hora de la comida lo que quisieran, y optaron no sólo por eso. Hubo clases de arte, otras cosas, no nada más esto.

—Los Pinos es una institución donde se debería practicar la laicidad.
—Es correctísimo eso. Absolutamente. Pero también la libertad de expresión. Y en sus tiempos libres ellas hacían lo que mejor les convenía y les interesaba, pero no había servicios de culto. Una cosa es hacer un estudio sobre algún tema y otra es tener una misa o un rosario ahí en la residencia.

—¿Cuántas secretarias organizaban las reuniones?
—Dos.

—¿Quiénes son las personas que ellas contrataron para llevar a cabo esto?
—No sé. Me acuerdo que llegaban dos personas… y…

—¿Rosi y Alejandro Orozco?
—No sé. Los Orozco entraron a Los Pinos pero no a dar clases de religión… tenían algunas actividades que hasta la fecha realizan de orden social y… y este… no los vi dando clases de religión.

_Estas personas contratadas para llevar a cabo el estudio…
—No, no. Yo estoy diciendo que ellas invitaban ahí personas, las contactaban… ni tengo idea en qué términos y en qué forma, pero no había ningún ejercicio de culto religioso… la Presidencia no tenía nada que ver con el tema.

—Era lectura, nada más.
—No sé. De lo que sé es que era un ejercicio de formación e interés cultural. No era un tema de culto.

—Hugo Erick dice que él sí participó en las reuniones de estudio de laBiblia.
—Pues… no, no que yo sepa.

* * *

Hugo Erick dice que conoció a Liébano Sáenz mucho antes de lo éste admite. Al menos cinco años antes.

—Cuando regresa de Harvard, trabaja en Los Pinos como asesor del ex presidente Zedillo. ¿Quién le ayuda? Usted no conocía a Liébano Sáenz hasta ese momento.
—Ya lo conocía. Lo conocí en la campaña de Colosio. El coordinador de Comunicación Social y vocero del entonces candidato Colosio era Liébano Sáenz. Ahí lo conocí. Cuando me voy a Estados Unidos, mantuve comunicación con él, o cuando regresaba yo en algunas vacaciones a México, lo buscaba. Me recibía, tomábamos un café. Fueron unas cuatro veces.

—¿De qué hablaban?
—Básicamente, de mis estudios. En aquel tiempo estaba yo metido en el rediseño de oficinas presidenciales, y estuve muy vinculado con él porque escribió un libro sobre eso… era el secretario particular, pero en términos reales, era un chief of staff, era un jefe de oficina.

—Se escribían.
—A mí me interesaba, pues era el secretario particular del Presidente. Yo estaba en el extranjero. Claro que me interesaba. Mi tema con él en aquellos tiempos, cuando estaba en Harvard, fue absolutamente laboral. No había una relación estrecha. Después de que trabajamos juntos, en el transcurso de los años, hemos sabido mantener esa amistad.

—Él le ayudó a obtener el cargo de asesor de Zedillo.
—Sí, exactamente.

—¿A Alejandro Orozco desde qué año lo conoce?
—A Alejandro tengo mucho más tiempo de conocerlo. Alguien me lo presentó hace muchos años, fue el pastor Benjamín Rivera. Te diría, a lo mejor cuando yo tenía 20, 22 años. Nuestra relación creció cuando yo me fui a congregar a Casa sobre la Roca.

* * *

La información que yo tuve directamente de la familia Orozco fue en el sentido de la gratitud a Dios porque se podían realizar esos grupos de estudio bíblicos al interior de Los Pinos. Sí fue cierto que fue en el área de la Secretaría Particular, con Liébano Sáenz. Si Rosi dice que ella no fue invitada, tendrá sus razones para decirlo”, reitera y comenta el pastor Adoniram Gaxiola en una segunda entrevista.

Y recuerda sobre otra época: “Hubo un correo que desde la cuenta de Rosi se envió a mucha gente, dando gracias a Dios porque la esposa del presidente Calderón había aceptado a Cristo. Es una de las expresiones en el caló evangélico que habla de una cercanía de las personas hacia nuestra fe, aunque después, debo decir, una y otra vez, Calderón reafirmó su fe y militancia católicas”.

—En las reuniones de estudio, ¿participó Hugo Erick?
—Él estuvo participando como asesor de Zedillo. Por lo que hablamos Hugo Erick y yo, él participó, era el compartir lo que nosotros llamamos el testimonio de lo que ellos… se estaba haciendo en Los Pinos al permitir esos encuentros de estudios bíblico y oración.

—¿Quién inició las reuniones?
—Hasta donde sé, fueron iniciativa o conducidas por los Orozco. Ellos hicieron el trabajo de convencimiento a Liébano. La esposa de éste y Rosi Orozco eran o son muy buenas amigas. Participan de 12 a 15 personas. Liébano participó, nada más, no tiene una formación de liderazgo evangélico. El liderazgo espiritual estaba a cargo de los Orozco.

Hugo Erick participó cuando regresó de Harvard, en 1999, fue cuando supe de estas reuniones. Sé que desde antes se realizaban de manera constante.

* * *

En un informe entregado al INE, la Secretaría de Gobernación alertó que en las asambleas distritales del PES para obtener el registro como partido participaron como funcionarios ministros de culto, quienes además asistieron como delegados a la Asamblea Nacional Constituyente.

Flores Cervantes desestima el asunto: “Hubo dos casos, pero no sabíamos que eran ministros de culto. Uno iba a ser presidente en una asamblea y el otro secretario. Uno en el DF, otro en Veracruz. La asamblea se canceló y la reprogramamos. La otra no alcanzó quorum. Esas dos participaciones, jurídicamente, no existen. Ellos no terminaron como afiliados del partido”.

Sobre el otro caso, continúa, “el INE hizo una revisión al padrón y encontró otros dos casos. Uno es secretario y otra es tesorera en asociaciones religiosas. No son ministros de culto. No nos pusimos de acuerdo ni convoqué a pastores. ¿Dónde están las grabaciones, las pruebas? Sería absurdo defender lo que podría ser indefendible”.

—Sin embargo, podemos hablar de un partido de cristianos, pues es la religión que practica la mayoría.
—No, porque eso no lo permitiría la ley. Nosotros no vamos a decir: “Vengan y voten por este partido, es el de los cristianos”.

—Sin embargo, doctor, la base del PES se formó en eventos donde se reunían masivamente sólo cristianos. El asunto era tratar un tema. Se pasó de la perspectiva religiosa al terreno político. Sus militantes salieron de ahí.
—Mira, claro. Aunque nunca en algún culto religioso, eh. Un grupo de muchos cristianos comenzamos a hacer trabajo comunitario. Hacíamos una jornada en la Sierra Mixteca, a trabajar con la gente más vulnerable. Y sí, sí éramos cristianos, eh. ¿A través de una enseñanza bíblica? Pues sí, eh. Negarlo sería mentir. Si una enseñanza de la Biblia dice que el buen samaritano atendió a una persona desvalida y yo creo en eso, me toca ayudar a personas que están peores que yo. Si eso significa tener una raíz religiosa, hasta va mejor. Otros tienen interés de volverse ricos a través de la política.

Nos juntamos. Sí, empezamos a hacer grupos de debate, fíjate, y claro que empezamos a invitar y le decíamos a la gente que fuimos contactando que invitaran a gente de sus iglesias, de nuestra misma iglesia, eh. O sea, sí empezamos a hacer conferencias, reuniones para hablar de temas específicos… ¿no?

—¿Qué temas?
—Por ejemplo, de cómo hacer políticas públicas para fortalecer la institución familiar, o sobre pensamiento protestante. Si me preguntas si asistían muchos cristianos, claro. Ahora, preséntenme alguna prueba en la que yo, desde un púlpito en una iglesia, haya dicho “vénganse a conformar Encuentro Social”.

Mi creencia personal es que si alguien ora por mí, eso me da un aliento espiritual. Y sí, hay muchas iglesias que han sabido de mi participación. También oraban por mí cuando era subdelegado en Gustavo A. Madero, o cuando fui director de Gobierno, o cuando era director de Normatividad. Prefiero decirlo públicamente, pues no estoy intentando llevar una doble vida.

Hace algunos años, una persona importante dentro del PRI me dijo: “Te estás equivocando, yo, en mi vida privada, soy cristiano; en mi vida pública soy priista, ese consejo te doy”. Yo dije: “En mi vida pública y privada soy el mismo”. Él piensa que de esa manera hay una separación Estado-Iglesia. Yo no creo que eso sea la separación. No hago daño diciendo lo que pienso.

Ahora, ¿significa que vamos a utilizar al PES para evangelizar? No, nos vemos como agentes de transformación social, nos interesa menos la parte religiosa.

—Usted cambió su estrategia. Existen entrevistas previas en donde reconoce que se trata de un partido de cristianos. Los periódicos lo citan. Hablamos de 2008, 2009.
—Nunca dije que era un partido cristiano. Me preguntaron si había gente de iglesias participando. Dije: “Sí, hay bautistas, presbiterianos”. ¿De qué denominación son los cristianos que participan? De todas, pues esta no es una organización política que dependa de una asociación religiosa.

Nosotros no fuimos con Asambleas de Dios y le dijimos a su superintendente nacional que nos ayudara a hacer un partido. ¿Hay gente de Asambleas de Dios en PES? Sí. ¿Líderes eclesiásticos? Ninguno. En ese tiempo me preguntaban si había cristianos, decía que sí, de todas de las denominaciones.

En una ocasión, fuera del país, en un congreso cristiano dije que este partido va a ser un medio para que el cristiano, pero también personas honestas, puedan acceder a cargos públicos. Sí nos interesa eso, eh.

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En México ya existen 10 partidos políticos nacionales, el PES entre ellos.

—¿Por qué otro partido?
—Porque no nos sentimos identificados con los otros. Sólo por eso. Lo difícil será convencer de que sí somos algo nuevo. En Baja California no desaparecimos. Y a nivel nacional tampoco vamos a desaparecer después de 12 años de trabajo.

—Habla de un partido distinto, pero sus propuestas son iguales a las de otros partidos como el PAN: leyes antiaborto o familias tradicionales como única opción para la sociedad mexicana.
—No nos vamos a meter con ningún tema que tenga que ver con personas que piensen distinto a nosotros. Que cada quien decida. Si hay quienes piensan que ese concepto de familia debe de estar en la ley, somos respetuosos de su derecho a pedirlo, así como pedimos respeto si nosotros creemos en fortalecer la institución tradicional.

—La polémica sobre sus creencias tiene que ver con que éstas definen sus decisiones políticas.
—Hablemos de otra cosa, no nos centremos en dos o tres temas. Si hay personas que piensan distinto a mí, tenemos que ser tolerantes. Tenemos que ser tolerantes hasta con nuestras familias.

—Un partido que se manifiesta en contra de la cooptación, ¿por qué reparte despensas y material de construcción en la conformación de sus asambleas, como documentó el INE?
—Fueron casos aislados y que se salieron de nuestras manos. No queremos empezar así. Fueron, como lo documentó el INE, casos aislados que no tienen que ver con los otros.

—Algunos dirán que ese va a ser el sello de su partido, el mismo de todos.
—El sello de este partido es que hay siete asambleas donde se documentó algo de esto. No en todas. Yo digo: ¿y las otras 242? Me queda claro que si el INE hubiera descubierto que fue una práctica en todo el país, no nos hubiera dado el registro. En algunas asambleas esta mala práctica sucedió. Desafortunadamente, vamos a empezar el partido restando algunas gentes porque no estamos de acuerdo con lo que pasó.

—Con una anomalía detectada era suficiente para que el IFE hubiera actuado, ¿no cree?
—Híjole, pues ya no habría partidos en este país. Digo, por favor. En el PAN, el año pasado en Baja California, se la pasaron repartiendo dinero, despensa, prebendas… por favor, que no nos vengan otra vez con la doble moral de los políticos en este país, carajo. Nosotros sí vamos a tomar acciones. Si ya está documentado por el instituto, se acabó. Esas personas no van a pertenecer a PES, punto. Si a los partidos en este país, de todos colores y sabores, se les hubiera impuesto la ley, no habría ninguno. Esa es la verdad.

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Flores Cervantes cuenta que sí participó en las lecturas que ya existían antes de su llegada a la residencia presidencial:

“Esas reuniones de estudio bíblico sí se daban, pero cuando llegué a Los Pinos ya existían. No las llevé yo. Debieron de haber sido unas secretarias que compartían la fe cristiana quienes las organizaban. Muchas veces me invitaron, y durante ese año que trabajé en Los Pinos, he de haber acudido… era una vez a la semana… si acudí dos o tres veces, fueron muchas. No era yo un asistente asiduo a ese grupo de estudio bíblico, porque estaba rebasado por el trabajo. Se hacían una vez a la semana muy temprano, en las mañanas, muy temprano, siete de la mañana, seguramente, antes de que todo mundo iniciara sus labores”.

—¿Las organizaba Liébano Sáenz?
—No, no las organizaba Liébano Sáenz.

—¿Él era uno de los participantes?
—A ver, no dudaría de que Liébano haya llegado a participar, pero nunca estuvimos juntos. No podría decir si acudía o no. Intuyo que de manera ocasional debía de haber asistido a alguna, eh.

—¿A quiénes convocaban?
—Pues a los que eran cristianos, básicamente. Liébano es un estudioso de la Biblia. Hasta donde sé, él no es cristiano, sino un estudioso. Digo, no es evangélico, claro que es cristiano y es católico. También sé que su esposa y sus hijas sí tienen la fe evangélica, igual que yo.

—¿Cuántas personas había?
—Éramos muy poquitas. No era un culto ahí adentro, era un estudio, era leer un pasaje y meditar sobre él y ya. Llegué asistir de manera muy ocasional, poquitas veces, en el último año de Zedillo.

—¿En qué parte específica de Los Pinos?
—Pues en una de las oficinas.

—¿De la Secretaría Particular?
—Sí, además era la oficina de la secretaria que efectuaba el estudio.

—¿En la Secretaría Particular?
—Sí. Me llama la atención que estés preguntando con tanta… veo un poquito de prejuicio… y no creo que las personas que organizaban el estudio le hicieran daño a nadie, además no era en su horario laboral. A todo mundo nos caía bien de repente estar en un devocional.

—¿Qué opina de que en una institución donde se debía practicar la laicidad se realizaran reuniones de estudio bíblico?
—Sí, sí. Hay políticos que se hacen limpias, hay cosas que se hacen adentro de las oficinas públicas. No creo que las oficinas sean los lugares para tener un culto público, y nadie debe usar su cargo público para hacer proselitismo religioso en favor de las creencias de uno.

—¿Los Orozco asistían a estas reuniones de estudios bíblicos?
—De repente, esos estudios bíblicos tenían invitados. Invitaban a un predicador, pastor, músico, a compartir un devocional. No tendría yo la menor duda de que Alejandro fue invitado en varias ocasiones.

—Leían pasajes.
—Básicamente. Era un devocional. Un pasaje y se aplica. Así somos los cristianos. Cuando lees un pasaje lo tratas de aplicar a tu vida. Hay pasajes donde hay una infinidad de enseñanzas. Se explican y los tratas de aplicar a tu vida. Punto. Esas reuniones no pasaban de 40, 45 minutos. Son reuniones donde no hay una oración, un canto…

No había alguien que fuera a predicar, etcétera, etcétera, sino que se tenían distintos invitados. Yo no dudaría de que el licenciado Sáenz haya asistido en ocasiones porque estaba a todo dar, desde mi punto de vista, andar buscando sabiduría en la Biblia para tomar decisiones de gobierno.

Yo leía y sigo leyendo la palabra de Dios para buscar respuestas para mi vida personal y respuestas para mi país. Esa es mi posición.


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