‘Birdman’ (o la inesperada virtud de la ignorancia).
Pais: Estados Unidos.
Director: Alejandro González Iñárritu.
Guión: Iñárritu, Giacobone, Dinelaris, Bo.
Reparto: Michael Keaton, Emma Stone, Edward Norton, Naomi Watts, Zach Galifianakis, Lindsay Duncan.
La insoportable levedad del ser
La historia de Birdman es la siguente: Riggan Thompson, una antigua celebridad de Hollywood, pretende reivindicarse como artista en el rol de director y protagonista de una obra teatral que adapta una obra de Raymond Carver en Broadway, todo ante la atenta mirada de crítica y público, en un estreno no carente de dificultades.
El obvio bipolarismo entre Riggan A.K.A. Birdman puede cuadrar perfectamente con la de su propio actor protagonista: Michael Keaton, un actor completamente olvidado pero que en su momento se enfundó las mayas de Batman en la versión de Tim Burton a principios de los noventa, todo un taquillazo de la época. Aunque como ejemplo de artista denostado esa dualidad también podría encajar en referencia al propio Iñárritu, el realizador mejicano, masacrado sin piedad por su anterior trabajo, ‘Biutiful’, con nuestro querido Javier Bardem de protagonista. El director de ‘Babel’ (2006) ha querido demostrar con ‘Birdman’ que es capaz de hacer un producto artístico sólido y llamativo, donde drama y humor negro se entremezclan sin rubor alguno.

La cinta se muestra como una alocada pieza de “Nu Jazz”, a los compases rítmicos de la batería de Antonio Sánchez, (convertido en un personaje más de la historia) y donde la cámara del realizador de 'Amores Perros' (2000) aletea con vida propia por los pasillos y recovecos de los “backstages” de Broadway, todo en un (falso) plano secuencia desde el minuto 1 hasta el 118 de metraje. Es dentro de las entrañas de este viejo teatro de la quinta avenida, el lugar de privilegio donde seremos testigos directos de todos los conflictos y problemáticas en una producción de tal envergadura.
Muy destacable trabajo de Emmanuel Lubezski en el sentido más inmersivo del relato, ya que el objetivo de cámara siempre se sitúa en el mejor lugar posible para describirnos la situación, consiguiendo que varios fotogramas del filme se nos queden grabados a fuego en la memoria. Aunque todo hay que decirlo, el recurso del plano secuencia "Hitchcockniano" es más estético que útil a nivel narrativo.
Prevalecer, permancer, arte, fama...
‘Birdman’ no esconde sus altas pretensiones: quiere, desea, lucha... ser una obra vital y trascendente, moviéndose en un terreno que oscila entre el homenaje y la autoparodia, no sin un punto de crítica feroz pero sutil al mismo tiempo, en un mundo tan contradictorio y complejo como el de los creativos, los artistas... ya sean de cine o teatro.
Fundamental la tarea coral de los actores, que cumplen con nota, en especial Michael Keaton, que resucita de sus cenizas para sacar todo el jugo a un papel que seguramente siente como suyo: Esa ex-estrella arrinconada y melancólica que con el paso del tiempo se ha descontextualizado, ha pasado de moda… y al que los demonios internos le atormentan. Riggan/Keaton se esfuerza a golpe de autocompasión y orgullo por salir a flote y ofrecer algo de verdad, rebuscar en su interior para extraer un talento anhelado, desnudarse y despertar los sentidos de un público adormecido que solo da valor al instante, al "tweet", al “aquí y ahora”.
Keaton no puede quejarse con sus acompañantes, que están a su mismo nivel, en especialEdward Norton, un actor que nunca decepciona, y que también está completamente mimetizado con su personaje, un joven intérprete talentoso, tan veraz en el escenario como impersonal, hiriente y carente de emociones fuera del mismo. O la mismísima Emma Stone, en el rol de la hija del propio Riggan, una dulce Lolita ex-drogadicta e incomprendida y con un mundo interior tan profundo como su mirada, más cercana al abismo que la redención. Naomi Watts y Zach Galifianakis cumplen sin desentonar. Todos ellos marionetas de un maestro titiritero en este vodevil extremo en el que el choque de egos y el continuo baile de máscaras puede hacer enloquecer a cualquiera.

“Haces esto porque te aterroriza admitir, como a todos los demás, que no eres relevante. ¿Y sabes qué? Es cierto.”
EMMA STONE - Sam
Aunque ‘Birdman’ rehuye etiquetas, puede considerarse como una tragicomedia experimental, con un metalenguaje no apto para torpes y donde el realizador de ‘21 Gramos’ (2003) coquetea con el suicidio cinematográfico para apostar el todo por el todo con un homenaje/crítica al cine como expresión artística. Todo ello, a sabiendas de la incomprensión y el odio que seguro recibirá de un sector de espectadores que ven el séptimo arte como un simple acto evasivo, que rechazan a nivel vital conceptos como la reflexión, la introspección o la mismísima autocrítica.
Sin embargo el alejamiento voluntario a este tipo de público, esas ansias por agradar a la crítica y el uso premeditado de algunos frivolidades técnicas prescindibles, pueden ser una losa para una cinta que quizás pueda catalogarse de pretenciosa, pedante y solo apta para "snobs". Cuando en realidad recoge uno de los pilares del cine americano contemporáneo: “El perdedor que busca su redención, su momento de gloria”, para darle una vuelta de tuerca de lo más interesante.

“¿Qué tiene que pasarle a uno en la vida para decidir que quiere ser crítico?”
MICHAEL KEATON - Riggan Thomson
¿Vuelo rasante hacía el éxito?
Pero no nos hagamos trampas al solitario, consideramos que ‘Birdman’ es completamente disfrutable, con momentos épicos e hilarantes y su auténtico as ganador está en el talento tanto de su realizador como sus intérpretes y la calidad de un guión (además de sus diálogos), que a pesar de que por momentos está a punto de caer en picado y desmoronarse, consigue alzar el vuelo gracias en parte a mostrarse como una obra (no sabemos si trascendente) pero que derrocha honestidad, valentía y coherencia con lo que predica.
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