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El creyente (the believer)

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El creyente
(the believer)

Un film de Henry Bean
Producido por Susan Hoffman, Christopher Roberts

PREMIOS Y NOMINACIONES

FESTIVAL DE CINE DE SUNDANCE
Ganadora del Premio del Jurado

FESTIVAL DE CINE DE MOSCU
Ganadora del premio de Oro de St. George para Henry Bean
Ganadora del premio de la Federación Rusa de Cine Clubs para Henry Bean

Por Arturo Sifuentes
The Believer se basa en la historia real de Danny Balint, alumno de una escuela judía de Nueva York, convertido con los años en feroz antisemita. A medida que la fama de Danny sube como la espuma en los círculos neofascistas del Estado, él mismo va descubriendo horrorizado cómo en su interior se está creciendo a su vez la personalidad paralela de un rabino; un rabino obligado a atacar a los judíos durante el día, mientras por la noche estudia la Torah y enseña hebreo. Finalmente, Danny llega a la conclusión que su verdadera razón de ser es convertirse en una pura contradicción andante, una cosa y su opuesto, un judío y un nazi. Sólo esto puede darle una “vida verdadera”, una existencia plena, y también conducirle inexorablemente hacia su destrucción.


ENTREVISTA ENTRE LARRY GROSS Y HENRY BEAN

Larry Gross es un conocido guionista y viejo amigo de Henry Bean. Entre sus créditos se incluyen Prozac Nation, Ejecución Inminente, Gerónimo: Una Leyenda, Límite 48 Horas y 48 Horas Más. La entrevista que viene a continuación es de dominio público:

Larry: Tengo entendido que este proyecto llevaba rondando por tu cabeza desde hace 15 o 20 años. ¿Por qué te decidiste a hacerlo? ¿Cuál fue el origen de la idea? ¿Es una historia real?

Henry: Sí, en realidad llevaba 25 años, o quizá más. Hace 25 años, Mark Jacobson me explicó una historia sobre…

L: Mark Jacobson el novelista.

H: Escritor y periodista, quien además aparece en los créditos de la película como inspirador de la historia. Él me explicó la historia de Daniel Burros, ocurrida a mediados de los años sesenta. El New York Times recibió un aviso sobre un adolescente que había sido arrestado en una reunión del Ku Klux Klan en un restaurante de la cadena White Castle del Bronx. Lo extraordinario era que ese chico era judío. El periódico envió a un reportero a entrevistar a Daniel. Éste demostró tener una gran capacidad dialéctica, con un discurso antisemita muy bien articulado, y cuando el reportero le pregunto, “bueno, todo esto es muy interesante, pero ¿cómo puedes creerlo si tú mismo eres judío?” Burros, en principio, lo negó, pero cuando el periodista le dijo que incluso había hablado con el rabino del barrio de Queens que lo confirmó en la fe judia, amenazó con que si se publicaba su verdadera condición, se suicidaría. El New York Times publicó el artículo aquel mismo Domingo, y Burros se suicidó una hora después que la primera edición llegara a los puestos de periodicos . El New York Times fue muy criticado por todo el asunto. Por ello, la dirección del periódico puso a Abe Rosenthal y Arthur Gelb en marcha, y poco después publicaron un libro titulado One More Victim, que básicamente exoneraba al New York Times. El libro describía como Daniel Burros, devoto estudiante de la religión judía, se convirtió en un judío-nazi. Nada en el libro era especialmente interesante o sorprendente, excepto un detalle: mientras Burros era militante del Partido Nazi Americano, escondía, obviamente, su condición hebrea; pero al mismo tiempo la revelaba compulsiva e inconscientemente. Llevaba la faja de los rabinos judíos bajo la ropa, y solía salir con chicas de aspecto judío. Y la noción de alguien que oculta algo y a la vez quiere revelarlo, me fascinó. Ese fue el origen de mi interés en esta historia, aunque nunca hice nada con ella en muchos años. Escribí un tratamiento corto pero era tan sólo una historia sobre auto-odio. No fue hasta que conocí a Leora y aprendí algo de religión, que no concebí una escena que cambiaba toda la historia.

L: Cuando citas a Leora, quieres decir Leora Barish, tu esposa, autora del guión de Desesperadamente buscando a Susana

H: Sí. Es hija de un rabino, pero un rabino que pasó la mayor parte de su carrera como capellán castrense en el Ejército de los Estados Unidos. Ella me ayudó a aprender un poco de hebreo, y empecé a tomarle afecto a dicho lenguaje, y, lo que es más importante, comencé a darme cuenta que mis procesos mentales eran afectados por la religión, a pesar de que yo no fuera practicante.
Cuando miro atrás, a mis primeras conversaciones con Leora, veo que lo que en realidad le estaba pidiendo que me arrancara a golpes toda mi carga atea, agnóstica e indiferente…

L: Correcto.

H: …que eran los lastres que en cierto modo bloqueaban mis oídos a la hora de escuchar y aprender sobre ciertos temas espirituales.

L: Te bloqueabas a ti mismo.

H: Exactamente. Años después de estas discusiones con Leora, se me ocurrió esa escena, que en cierta manera es el trampolín sobre el que pivota la película. El protagonista entra en una sinagoga como un nazi y se da cuenta que en realidad es un rabino en potencia, o al menos empieza a darse cuenta de ello.

L: Empieza a experimentar esa sensación.

H: Empieza a escuchar las cosas que no ha querido oír. Y a la vez, es incapaz de abandonar su ideología nazi, y así decide practicar ambas religiones: la del nazismo y la del judaísmo. Y esa idea, el poder ser, aunque sea algo imposible y catastrófico, dos cosas a la vez, una cosa y su opuesto, una contradicción andante, fue un momento mágico en mi vida. Había encontrado la raíz de una idea profunda, visceral, un pensamiento que no había sido capaz de expresar hasta entonces.

L: ¿Cuánto hace de eso?

H: Yo diría que unos siete años.

L: ¿Y es cuando te pusiste a escribir el guión?
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H: No. No empecé en absoluto. Estaba más fresco que nunca en mi mente. Pero no me puse en serio a ello hasta que un amigo mutuo de Mark Jacobson y mío, (y tuyo, de hecho), Jonathan Buchsbaum, profesor en el Queens College dijo, “Dale a mi clase uno de tus viejos guiones para que podamos rodar algunas escenas”. Y Mark dijo, “Por qué no, en lugar de hacer eso, escribimos algunas secuencias que ya tenemos en mente sobre el Nazi-Judío. Y…

L: ¿Contigo como director?

H: Sí, conmigo como director.

L: Y encontraste un director de fotografía. Y un actor para el papel principal.

H: El actor era un joven sin experiencia, pero mucho talento. Hizo un trabajo estupendo. No es el protagonista de la película The Believer, allí interpreta un papel más pequeño, pero el trabajar con él alteró mi percepción del personaje principal; pasó de ser un intelectual a un muchacho de gran inteligencia, pero con dureza callejera. Transformó mi idea del personaje.

L: Hiciste la versión en corto y, desde allí, decidiste que todo ello evolucionara hacia un guión de largometraje.

H: Quería ver cómo era dirigir cine. Pero más que nada, estaba interesado en la carga de humor que el tema comprende, pero creo que nadie lo apreció. Y cuando acabé con el corto, quedé satisfecho porque era gracioso del modo en que yo quería que lo fuera. Tengo que decir que cuando ahora veo la versión en película largometraje, no me parece graciosa del mismo modo.

L: Yo no vi nada gracioso en el corto.

H: Yo me reí durante toda la filmación

L: Bueno, vamos a comentar algo sobre los contenidos más polémicos que aparecen en el film. ¿Te preocupa el que haya gente que diga que no deberías haber hecho esta película? ¿Qué se trata de un personaje perverso que nunca debería haber sido retratado?

H: Bien, como ya he dicho, este proyecto no es, o al menos no lo es desde los últimos siete años, sobre el auto-odio.

L: Tú intentas mostrar un fenómeno más complejo…

H: Una de las cosas que he intentado mostrar en la película es la manera en cómo las cosas y las situaciones acaban desembocando en sus opuestos. Cuando Danny habla por primera vez a los nazis sobre lo mucho que la gente odia a los judíos, y Curtis Zampf, el personaje interpretado por Billy Zane, le responde que la gente ya no los odia como antes, Danny replica, “No, pero en lo más hondo de su alma, sí los odian como siempre y siempre lo harán”. Se puede hacer una lectura en dos sentidos opuestos de esta frase. A un nivel, está diciendo, “Esto es bueno para nosotros, como nazis”. Por otro lado, también está diciendo, “Esto es una pesadilla para mí, como judío.”

L: Se puede decir que hay un lado liberador en el auto-odio, así como otro opresor para uno mismo.

H: Y espero que ambos queden reflejados en la película.

L: Creo que ambos están presentes en la interpretación de Ryan Gosling. También me parece que tú comprendes que el auto-odio puede ser una limitada pero muy real táctica terapéutica. Todo un proyecto psicológico, que no sé si lo has concebido de este modo alguna vez…

H: Creo que esos son exactamente los términos en los que yo pienso en ello.

L: Es fácil ir contra todo lo que te rodea. Pero ¿Cuan duro es ir contra uno mismo? Y si verdaderamente te enfrentas a ti mismo, entonces tal vez alcanzas la libertad espiritual. El auto-odio es ciertamente una de las características de, por ejemplo, Buddha. No estoy en absoluto sugiriendo que Buddha fuera nazi o algo así. Sin embargo sí que hubieron nazis-budistas.

H: Y también puedes explicar como un budista puede ser un nazi…

L: Perdón, pero Hitler fue un budista más o menos serio. Respetaba el budismo. Estaba muy interesado en el tema. Un gran número de los jerarcas nazis, practicaba en diferente medida el budismo. A donde quiero llegar es a que existe un punto de conexión, una relación dialéctica, entre el auto-odio y la liberación del espíritu.

H: Desde luego, desde luego. Y espero y deseo que mi película muestre ese camino trazado desde el auto-odio a una especie de liberación.

L: Me has mencionado con anterioridad el hecho que ha habido gente que se ha negado a trabajar en esta película.

H: Hubo personas que, aunque sabían que las intenciones del film eran correctas y apropiadas, tuvieron miedo a que fuera mal interpretado y diera más carnaza a grupos antisemitas. En resumen, que los antisemitas no entendieran la ironía que contiene el film y se lo tomaran en serio.

L: Puede que haya gente que haga una lectura de la película en la que parezca que no se condena el comportamiento de Danny Balint. Déjame que te pregunte ¿No crees que la amplitud de miras de la película puede hacerla parecer excesivamente tolerante con según qué comportamientos?

H: No lo sé. ¿Es la película tolerante o intolerante? La película trata de ser observadora. El film observa lo que ocurre, para comprender y acabar encontrando, espero, elementos comunes y universales en los impulsos vitales de este personaje, verdaderamente radical. Él es, según creo, un aspecto de nosotros extendido, muy extendido de hecho, y más simplificado. ¿Es eso ser demasiado tolerante?
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