· En México hay aproximadamente 360 mil personas con la enfermedad
· Para 2025 la cifra superará el millón de enfermos
Los genes parecen tener un papel determinante en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, según un estudio de la Universidad de California realizado en gemelos el cual muestra que el padecimiento es hereditario. Se sabe que dos terceras partes de los adultos de 65 años o más con demencia tienen enfermedad de Alzheimer y se espera que el número de casos aumente a medida que la población alcance la sexta década de la vida. Aunque los factores de riesgo genéticos han sido identificados, sólo una parte de los casos puede explicarse por mutaciones genéticas específicas. Los especialistas evaluaron a 11.884 pares de gemelos de un registro oficial sueco para examinar la asociación entre las influencias ambientales y genéticas y esta enfermedad neurológica. El estudio incluyó a pacientes del registro que habían dado positivo en las pruebas de demencia así como a sus hermanos gemelos, junto con una muestra de gemelos sin demencia. Los investigadores identificaron a 392 pares de gemelos en los que uno o ambos padecían enfermedad de Alzheimer. Los científicos estimaron que la heredabilidad del mal se encontraba entre el 58 y el 79 por ciento. A decir de los investigadores, los resultados muestran que los genes se vinculan a la progresión temporal del mal, ya que la edad de inicio es más similar entre los gemelos idénticos en los que ambos padecen la enfermedad. A la par de los avances en la investigación para descubir los factores que favorecen el desarrollo del Alzheimer, otros científicos se han enfocado a comprobar la eficacia de los fármacos que inhiben la progresión del mal, como la Memantina de Merz, terapia de procedencia alemana, que actúa brindando una mejor calidad de vida e independencia para el paciente, y en consecuencia, facilita el trabajo del cuidador y reduce las horas de atención que debe dedicar al enfermo. Entre los síntomas más frecuentes están la pérdida precoz y gradual de la memoria reciente, deterioro múltiple y progresivo de las funciones intelectuales como el lenguaje, pérdida de habilidad de coordinación en actividades cotidianas, dificultad de reconocer personas u objetos comunes, así como el sentido de orientación. El aspecto emocional también tiene gran impacto, pues el padecimiento llega a permear a familiares, amigos y toda persona cercana. Es importante en cualquier caso, contar con la asesoría de un profesional que indique el mejor tratamiento farmacológico y las medidas necesarias con las cuales se enfrentará a este mal.
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